EFECTOS TIPO A (‘ACCIONES DEL FÁRMACO’):
Son
aquellos que son debidos a los efectos farmacológicos (aumentados). Los efectos
de Tipo A tienden a ser bastante frecuentes, dosis-dependientes (por ejemplo,
más frecuentes o intensos con dosis superiores) y, a menudo, pueden ser
evitados usando dosis más apropiadas para el paciente individual.
Estos
efectos pueden normalmente ser reproducidos y estudiados experimentalmente y,
frecuentemente, están ya identificados antes de su comercialización.
Las Interacciones entre
fármacos, especialmente las interacciones farmacocinéticas, pueden clasificarse
como efectos de Tipo A, aunque se restrinjan a una sub-población de pacientes
(por ejemplo, los usuarios del fármaco que interacciona).
EFECTOS TIPO B (‘REACCIONES DEL PACIENTE’)
Suceden
en solo una minoría de pacientes y muestran una mínima o ninguna relación con
la dosis.
Normalmente son poco
frecuentes e impredecibles, y pueden ser graves y característicamente difíciles
de estudiar. Los efectos de Tipo B pueden ser tanto inmunológicos, como no
inmunológicos y manifestarse solo en algunos pacientes con factores
predisponentes, a menudo desconocidos. Las reacciones de tipo inmunológico
pueden variar desde erupciones (rashes), anafilaxia, vasculitis, lesión
orgánica inflamatoria, hasta síndromes autoinmunes muy específicos.
EFECTOS
TIPO C:
Se refieren a situaciones en las que la
utilización del medicamento, a menudo por razones desconocidas, aumenta la
frecuencia de una enfermedad
"espontánea". Los efectos de Tipo C pueden ser graves y
frecuentes (e incluyen tumores malignos) y pueden ocasionar efectos acusados en
la salud pública. Los efectos de Tipo C pueden ser coincidentes, y a menudo estar relacionados, con efectos
prolongados; frecuentemente no hay secuencia temporal sugerente y puede ser
difícil de probar la asociación con el fármaco.
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